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El Mundo de Juaki

El sabor del oro entre los dientes

(A Juan Antonio Revuelta, mi hermano, que entiende las palabras de Crom...)

Mañana me voy. Las bestias aullarán por mi partida, en las tabernas oscuras de los pueblos masacrados correrá la cerveza junto a mi nombre. Parto hacia las altas tierras del norte,
(Cimmeria, Hiboria, la Cripta del Destino)
desde las marismas del sur del mundo, donde la canícula aprieta y los hombres taciturnos campan a sus anchas.

Mañana me voy. Vista al frente, orillando los caminos en busca de una estrella que me guíe. Desnudo, sin armas, buscando la razón y la experiencia para enorgullecerme de haber vivido. Atrás quedarán la familia que no tuve  y los compañeros que perdí, al cuidado del fuerte del pasado, oteando sin descanso el horizonte en busca de un enemigo.

Mañana me voy, con el regusto amargo de las lágrimas bordeando mis labios resecos, tras hundir las raíces del silencio en grietas ardientes de desiertos olvidados. Escupiré palabras al viento, esperando recuperarlas algún día. Mientras, los buitres me escoltarán hasta las tumbas polvorientas de los guerreros olvidados por la Historia.

Mañana me voy. No os apenéis: me espera el batir de los tambores, tras las cordilleras de los montes empapados de sangre inocente. El beso de mi amada me reconfortará mientras me envuelve el descarnado filo de los vientos del páramo, más allá del Río Negro; las almas errabundas acariciarán mis cabellos cenicientos.

Mañana me voy. Quedad en paz.

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