Qué bonito es Cádi, joé
Hoy he tenido que ir a Cádiz, a arreglar unos asuntos en la Delegación (también conocida como "La Casa que te vuelve Loco"), una experiencia digna de Larra y su vuelva usted mañana. Aun así, ni siquiera tan nefasta viviencia ha conseguido amargarme la delicia de pasear por sus calles y oler el mar.
A los que vivís allí, supongo que os ha parecido una mañana como otra cualquiera, típica de comienzos del invierno: la ciudad rodeada de nubes lejanas, pacientes, agazapadas en el horizonte como si no se atreviesen a acercarse a la costa. El sol en alto, la gente tranquila, los bares llenos de tertulias intrascendentes y de saludos efectuados con la típica dejadez gaditana...
Yo, os lo aseguro, estaba en la gloria.
Hace diez años que tuve que mudarme a la Frontera. Ciento veinte meses aguantando la crispación de una ciudad de señoritos venida a mucho menos, la amargura enconada en el alma de sus habitantes, el desprecio que muchos de ellos (los encefalogramasplanos, todo hay que decirlo) sienten hacia mí sólo por venir de donde vengo y ser del equipo que soy, la rabia típica del quiero-y-no-puedo que en la mayoría de los casos rige sus vidas... Hay que estar aquí para vivirlo.
Por eso, al menos para mí, hoy ha sido un día grande. Y ni siquiera me ha molestado que los esbirros de la ventanilla me hayan tenido dos horas de pie para ponerme un puto sello en un puto documento, documento al que llevan poniéndole el mismo puto sello desde hace ocho años. Pa que luego hablen de la "informatización" (juas, juas, juas) de la Administración Andaluza.
Pero qué bonito es Cádi, joé.
1 comentario
pokapeski -
Lo unico malo es que a veces cadi duele, la hija la granputa.
Juaki, ere un fiera.
Me despido con dejadez gaditana...ay!